Desde mi punto de vista, elijo la empresa Coca-Cola como ejemplo de buen marketing. Todos hemos visto alguna vez un anuncio de la misma y ha llamado nuestra atención, asociando la idea de disfrutar determinados momentos felices con esta bebida. Poco o nada tienen que ver, pero en las imágenes publicitarias aparece una importante relación que acaba en el consumidor. Por tanto, consigue lo que se pretende, que es situarse en el número uno como refresco emblema respecto a la competencia, destacando además de la promoción y la calidad del producto (cuya fórmula no ha sido aún igualada por ninguna otra marca), la distribución internacional y el precio algo superior a otro producto similar, pero justificado y admitido por todos.
No puedo criticar ni condenar ninguna empresa como poseedora de un mal marketing, puesto que existe un equipo de profesionales detrás, sin embargo, por los resultados obtenidos no son los que en un principio desearía la propia marca. Pienso que Lidl podría mejorar en este aspecto. Su eslogan viene dado porque "la calidad no es cara", y esto no me termina de convencer. Como estrategias competitivas, estudiamos el año pasado en la asignatura de Organización y Diseño, que según el modelo de Porter, una compañía podía ubicarse en liderazgo en costes o en una diferenciación del producto. En nuestro caso, considero más oportuno centrarnos en el liderazgo en costes por el público al que va dirigido, pero sin hacer referencia a que los productos ofertados son de una gran calidad. De esta manera, se complica la implantación y el incremento de cuota de mercado de dicha empresa dentro de su sector competitivo (en vez de, por ejemplo, tratar de buscar consumidores potenciales de Hipercor, debería centrarse más en captar clientes de otras cadenas Día).
Enrique Cabrera Entero
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